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L&S.- En este artículo hablaremos principalmente de la graviola o guanábana y de sus principios activos en el tratamiento del cáncer. Pero primero nos referiremos a lo que se lee en el libro «The cure for all cancers» (la cura para todos los cánceres). De este libro se han vendido millones de copias. Su autora, la doctora australiana Hulda Clark hace unas declaraciones según sus propias conclusiones. Quizás sea de los principales y mas audaces descubrimientos. Dice que todas las enfermedades, entre otras, el cáncer, son producidas por parásitos. Parásitos que están presentes en el cuerpo y que son expulsados y excretados en sus fases iniciales sin que estos lleguen a adultos. El problema surge cuándo el cuerpo no da abasto para eliminarlos.
Según la Dra. Clark, Siempre que hay abundancia de parásitos por el motivo que sea, estos se hacen adultos. En su proceso vital estos eliminan muchos tóxicos o solventes de su propio ciclo vital dentro de nuestro cuerpo. Algunos de estos elementos son el benceno o el alcohol isopropílico o isopropanol. Esto ocurre a través de sus excrementos y su orina. El organismo humano no es capaz de eliminarlos y de defenderse de su ataque. La consecuencia de dichos tóxicos son las enfermedades (incluido el cáncer). El organismo sucumbe al ataque de las células cancerosas.
Por lo tanto, dicho esto, las propiedades desparasitantes de la graviola o guanábana la convierte en una buena herramienta de protección. Es la principal causa que hace a esta planta tan potente. Muy útil como aliada de los tratamientos y prevención de muchas enfermedades. Esto se hace especialmente marcado en el caso del cáncer. Hay cientos de personas que dan testimonio del éxito del tratamiento herbal de la doctora Clark. De hecho, tiene muchísimos seguidores de sus técnicas. Con el uso de los principios activos de la graviola y otras plantas, se ha llegado a detener totalmente el progreso de algunos tipos de cáncer.
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Para poder entender mejor la acción curativa de las acetogeninas de la graviola sobre el cáncer; primero definamos algunos conceptos:
Es la hiperplasia de un tejido. Dicho esto, podemos imaginar que es una desnaturalización. Es de hecho, el resultado del aumento (más allá del número normal) de sus células. Una expansión clonal de una célula alterada. Ocurre por el efecto de un oncogén con invasión del tejido circundante.
Los oncogenes son los responsables de la transformación. En primer lugar, vamos a ver que es un oncogén. Se trata de un gen que está presente en el núcleo de las células de las personas genéticamente predispuestas. Su rol es mutar una célula normal en una maligna. Como resultado de esta mutación se desarrollará un determinado tipo de cáncer. Es importante saber que estos se trasmiten por herencia. Pero la persona genéticamente predispuesta, no tiene una condena. Su estilo de vida y cómo trate a su cuerpo, determinará si llegará a padecerlo o no.
Dichos genes se mantienen inactivos pero latentes y aun siendo potencialmente peligrosos, no son determinantes. El cuerpo actúa si puede hacerlo. Los mantiene reprimidos por otro tipo de genes. Los genes normales inhibidores o reguladores. Por lo tanto, el que exista un oncogen no condena necesariamente a padecer un cáncer. Para que un cáncer pueda progresar y desarrollarse se tienen que dar ciertas circunstancias. Por ejemplo, deben producirse al menos media docena de mutaciones que afecten a varios genes reguladores.
Las acetogeninas son derivados de la larga cadena de ácidos grasos que están contenidos en la graviola o guanábana. Estos ejercen una acción directa sobre las células cancerosas. De hecho, las destruyen de forma selectiva y sin dañar las células y los tejidos sanos. Además contienen varios activos útiles. Por ejemplo: bullatacin, betasitosterol, sitosterol, campesterol, ácido miristico, ácido esteárico, stigmasterol; además de aminoácidos, vitaminas y minerales, los cuales actúan a nivel enzimático y molecular. Todo esto protege y potencia el sistema inmunológico.
Desde 1997 en la Universidad de Purdue en Indiana (USA) se han llevado a cabo interesantes investigaciones. Estas han sido relativas a la acción inhibidora de derivados de Annonaceous de la graviola sobre células cancerígenas y tumores. Se demostró que primeramente, las acetogeninas pueden inhibir de forma selectiva el crecimiento de células cancerígenas. En segundo lugar, estas también pueden inhibir el crecimiento de las células tumorales resistentes a la Adriamicina. Además, en otro estudio realizado por científicos de la misma Universidad se demostró la potencia de las acetogeninas de la guanábana. Su resultando es de unas 10.000 veces más que el de la Aadriamicina; la marca comercial del clorhidrato de doxorrubicina; uno de los fármacos de mayor uso en el tratamiento del cáncer.
Actualmente las propiedades antitumorales de la acetogeninas de la graviola han sido patentadas por lo menos por 9 compañías diferentes.
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