Las nanopartículas ya forman parte de nuestras vidas
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L&S.- Nanopartículas (nanopolvo, nanoracimo, o nanocristal) son lo que la misma palabra indica: partículas microscópicas con una dimensión menor que 100 nm (nanómetro), unidad de longitud que equivale a una mil millonésima parte de un metro (1 nm = 10?9 m).
En estos momentos, las nanopartículas son un concepto demasiado joven. Una tecnología (nanotecnología) con un enorme potencial de futuro y en constante investigación y movimiento a causa de la amplitud de aplicaciones comerciales y científicas que tiene en diferentes áreas, como en óptica, en biomedicina, en electrónica, en aeronáutica, en toda la industria del transporte y un largo etcétera. Tanto así, que gobiernos como el de los Estados Unidos (y otros) financian a quienes investigan sobre el tema, para potenciar este campo de i+d+i.
Nanopartículas – Principales tipos
Los nanomateriales se clasifican en cuatro grupos principales:
- Nanopartículas a base de carbón: tiene forma esférica, elíptica o tubular y sus propiedad más relevante, es su reducido tamaño y peso y su gran dureza, elasticidad y por ser muy eficaces en la conducción de electricidad.
- Nanopartículas con base metálica: estas pueden ser quantum dots o nanopartículas de oro, plata o de metales reactivos como el dióxido de titanio (entre otras).
- Dendrímeros: polímeros nanométricos que se pueden diseñar a fin de conseguir o ejecutar funciones químicas específicas.
- Composites: dónde se combinan nanopartículas con otras o con materiales de mayor dimensión. Es el caso de arcillas nanoestructuradas actualmente ya en uso.
Sus posibilidades
Las posibilidades de las nanopartículas son infinitas. No hace mucho se ha conseguido desarrollar una
nanopartícula orgánica y biodegradable, capaz de usar luz y calor destinada a destruir tumores. Se trata de un descubrimiento llevado a cabo por investigadores del Hospital Princesa Margarita (Ontario, Canadá). El equipo de dicha investigación, lo componen también numerosos científicos de diversas disciplinas y varios países. Los resultados de dicho descubrimiento han sido publicados en la revista Nature Materials.
Este descubrimiento fue basado en el proceso de la clorofila y su capacidad de convertir la luz en energía. Los investigadores explican que la terapia fototérmica destruye los tumores utilizando luz y la gran novedad de este estudio es que en el proceso, se utilizan elementos orgánicos. Según Gan Zheng, uno de los investigadores: «La seguridad sin precedentes de esta nanopartícula en el organismo es la guinda del pastel».
Aplicaciones
Las aplicaciones de esta tecnología vanguardista giran en torno al perfeccionamiento de materiales que ya existen y también a crear nuevos materiales ad-hoc. Las nanopartículas también tienen el cometido de mejorar la productividad de algunos materiales, darles dureza, flexibilidad u otro tipo de características que las convierta en más eficientes en con los resultados finales.
Ya están en uso las nanopartículas de zinc, con las que se consiguen neumáticos de alto rendimiento. Fibras textiles anti manchas, antiarrugas, que evitan malos olores usando nanopartículas de plata altamente bactericida, como ya ocurre con muchas prendas deportivas, etc. Están en la cosmética, como en filtros solares para darles una mayor transparencia, en nuevos tratamientos terapéuticos y fármacológicos u suplementos alimenticios; en filtros-membranas de agua nanoestructurados que mejoran el proceso de filtrado, etc. Las nanopartículas son una realidad y ya se están utilizando en productos de consumo sin que hayamos reparado en ellas y lo que son.
Otros campos industriales no se han quedado atrás en estos avances tecnológicos. Se calculan unos 600 productos ya disponibles alrededor del mundo que utilizan algún tipo de nanopartícula en el proceso de su fabricación, como ocurre con la construcción y otras áreas, que utilizan los nanomateriales. No debe extrañarnos que se anuncien pinturas que son capaces de eliminar las bacterias del aire, o coches con neumáticos con nanofibras de carbono capaces de agarrarse al asfalto, o coches con nanopartículas de cerámica en el salpicadero.
Implicaciones ambientales
La repercusión que la nanociencia puede tener en el medio y largo plazo es muy difícil de prever, ya que todavía existen vacíos de conocimiento acerca de esta tecnología y una experiencia todavía nula de su uso.
Por supuesto que hay una preocupación sobre la toxicidad de los nanomateriales y nanoestructuras y su repercusión en la salud del ser humano y del medio ambiente. Su habilidad para atravesar membranas, o su superficie altamente reactiva, podrían traer consecuencias muy negativas. La preocupación no es sin fundamento, aunque hasta el momento los resultados no son concluyentes por la falta de experiencia en su uso, sí se cree que podrían interferir en las funciones vitales. La bioacumulación y la persistencia de las nanopartículas y su repercusión en la cadena alimentaria son factores muy a tener en cuenta.
«…la evidencia sugiere que por lo menos algunas nanopartículas manufacturadas serán más tóxicas por unidad de masa que aquellas de la misma naturaleza pero de mayor dimensión. Esta toxicidad está relacionada con el área de superficie de las nanopartículas y con su reactividad química». Royal Society (2004).
Todo es muy nuevo y parece sacado de la ciencia ficción, pero son una realidad, realidad que se precipita y va más rápido de lo que podemos asimilar, pero que nos hace vislumbrar que estamos en una nueva era en que ya nada será igual nunca más.
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Ufffff. Qué miedo da!